Adicción a las TIC
«No es malo el uso de redes sociales, pero sí dar un móvil a un niño de 10 años»
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C. DEL RÍO | AVILÉS.
· La psicóloga Carla López insistió, en el Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS, en la educación como herramienta para reconducir el uso indiscriminado de las TIC por parte de los jóvenes
· Carla López Psicóloga
Internet no es malo y las redes sociales tampoco, pero padres y tutores deben controlar qué y cuánto consumen sus hijos en la red. Es el mensaje de Carla López Núñez, especialista en la materia adscrita a la Universidad de Psicología de Oviedo, que advierte de un fenómeno creciente de adicción en la generación, ya adolescente, de nativos digitales. La investigadora ofreció ayer las pautas en la charla organizada por el Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS y desgrana en esta entrevista las características de la adicción.
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¿Se puede generalizar? ¿Son
los adolescentes adictos al móvil?
Las TIC (tecnologías de la información) pueden estar
influyendo sobre el comportamiento de los adolescentes. La gente joven está muy
ligada a las nuevas tecnologías y hacen su vida en torno a ellas.
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¿Y los adultos?
Los adultos, también. Las usamos para trabajar, estar en comunicación con amigos
y familiares y como herramienta de ocio. La adicción no es solo cosa de
jóvenes.
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¿Hay edades más proclives a
esta adicción?
En torno a 14 ó 16 años se produce un aumento del consumo de teléfono móvil.
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¿Cuándo empieza la sociedad
a darse cuenta de que existe un problema?
Cuando vemos que el comportamiento de los adolescentes va
cambiando y se detectan características propias de un trastorno adictivo, como
el derivado del consumo de sustancias químicas. Cuando pasan mucho tiempo con
el ordenador, quitan horas de sueño para chatear o descargar una película, se
encierran en sí mismos y cuando dejan de hacer otras actividades importantes en
comunidad o de tiempo libre. En definitiva, cuando se da un aislamiento.
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¿Quién suele dar la voz de
alarma?
En el caso de los adolescentes, suele ser el entorno, padres
o amigos. El entorno de los adultos también lo detecta pero el propio afectado,
por su edad y la madurez que se le supone, es capaz de darse cuenta él mismo.
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¿Los adictos, o su familia,
piden ayuda?
Hasta el momento son más frecuentes las consultas por consumo
de sustancias químicas como el alcohol, el tabaco o las drogas. Esto es un
fenómeno relativamente reciente, de los últimos diez años, por eso no admite
comparación con el otro tipo de adicción. Sin embargo, conforme proliferan
juegos de rol, internet, tabletas y móviles, entre otros, los problemas van
apareciendo.
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¿La adicción a las nuevas
tecnologías es adicción a internet independientemente del soporte?
La adicción no se circunscribe a internet aunque cuando se
tiene un móvil o una tableta se tiene conexión a la red. Hablamos en genérico
de las nuevas tecnologías pero es la necesidad de tener comunicación en las
redes sociales.
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¿El problema se ha agravado
con la rápida consolidación de estas herramientas?
Sí, por supuesto porque ha cambiado el patrón de
comportamiento de un adolescente. Al principio, internet era para buscar
información, ver cosas, trabajar,... pero con las las redes usamos internet
como método de comunicación. Estamos empezando a sustituir la comunicación cara
a cara por la pantalla. Hablamos con los amigos, ligamos, subimos
fotografías... Han modificado nuestras relaciones.
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¿No es una paradoja? ¿Más
comunicación, menos relación?
El uso de internet no es negativo, todo depende de su uso y
no toda persona desarrolla una adicción. En la adolescencia hay una gran
vulnerabilidad psicológica: timidez y miedos que, a veces, nos llevan a evitar
la interactuación con otros. Internet sirve así crear una realidad diferente
que permite al adolescente reinventarse. El joven hace cosas que en la vida
real no se atrevería.
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Independientemente de la
adicción, estos jóvenes parecen ser carne de cañón...
La vida virtual les hace alejarse de las personas y acaba
potenciando la baja autoestima. Es una realidad diferente para evitar
enfrentarse a la real.
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¿Qué parte de
responsabilidad tienen los padres?
No es malo que existan las redes y los jóvenes puedan usarlas
para comunicarse pero sí que se dé un móvil con diez, once o doce años. Los
padres tienen que evaluar la situación y a los doce ningún niño lo necesita.
Ahora es una herramienta de diversión que sustituye a los juegos de calle, de
equipo.
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Insisto, aquí los padres
tienen alguna responsabilidad...
Es un doble problema. Los adolescentes se sienten un bicho
raro si no tienen móvil porque se ha convertido en un instrumento de cohesión
grupal. El joven lo pide para no ser diferente. Pero los padres tienen que
reinventarse y ser críticos, tienen que mirar por su educación. La segunda
parte del problema es que los padres han aprendido que dándoles ese refuerzo
positivo los niños se callan, no molestan, se están quietos... Eso es una
trampa porque los niños tienen que seguir siendo niños y los padres, padres.
Dar algo a un niño para que no moleste es una mala práctica.
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¿Cómo se puede reconducir
esta situación?
Hay muchas pautas que los padres pueden seguir. Si hay un
trastorno de comportamiento exacerbado, hay que contactar con un profesional.
Pero existen una serie de pautas sencillas si se detecta el problema al
principio. En primer lugar, limitar el tiempo de uso. Los expertos dicen que un
adolescente no debe pasar más de hora y media diaria frente a un aparato
electrónico, quizás el fin de semana se pueda ampliar un poco más. Los padres
deben controlar lo que sus hijos miran porque pueden surgir problemas por la
exposición a contenido inapropiado que no saben procesar; limitar el uso de
móvil, no solo no comprárselo cuando son demasiado pequeños sino evitar que lo
usen durante las comidas, por las noches, que no lo lleven al colegio porque
allí no lo necesitan y porque ya lo tienen en otros sitios. Es muy importante,
que el ordenador de la casa esté en un lugar común. El salón es el sitio ideal.
Y, por último, tratar de aumentar la comunicación y hacer cosas juntos.
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¿Qué parte de
responsabilidad tienen los jóvenes? ¿Con 16 años no se es maduro para saber que
es arriesgado enviar una fotografía íntima por 'whattaspp', por ejemplo?
Es la pescadilla que se muerde la cola. La generación de
jóvenes actual ha crecido con las TIC y hacen un uso indiscriminado de ellas.
El envío de fotos por 'whattaspp' o en Facebook favorece su inmadurez y no
distinguen la frontera entre lo privado y lo público. Por eso la palabra clave
es educación. Hacerles entender que se pueden comunicar con su pareja pero que
su vida privada es suya.
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¿La educación en casa y en
el colegio?
Hay que educar en casa. Aunque la educación no viene solo de
los padres, también de los profesores. La educación es todo. La solución nunca
pasa por pensar que son los demás quienes tienen que educar a los nuestros. No
podemos frenar nuevas redes sociales, mejores teléfonos, portátiles, pero sí
modificar nuestra forma de comportarnos y de hacer un uso responsable de la
tecnología.
Entrevista extraída de El Comercio Digital:
http://www.elcomercio.es/aviles/201406/07/malo-deredes-sociales-perosi-20140607013048-v.html
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